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Despiertan los colores.

Arriesgados Lectores...

28 noviembre 2014

Refugios

En aquella tarde lluviosa caminaba sin rumbo fijo, algo usual en mí, cuando al levantar  mi mirada agazapada bajo el primaveral paraguas descubrí  aquel lugar que me provocaba entrar.
   Fue una respuesta sin pregunta la que me hizo traspasar su puerta. Un olor familiar hizo que mis pensamientos comenzaran a dar coces dentro de mi cabeza, sin apenas darme cuenta me sorprendí recorriendo  aquel lugar como hipnotizada. A través de una amplia ventana, la luz, que entraba con estrechez hizo que mirara hacia abajo. En aquel cosmos danzante  la gente se movía absenta de velocidad, como si el lugar los acogiera para permitirles el lujo de soñar por un corto espacio de tiempo.
   Bajé por su caracoleada escalera, me senté en una ignorada mesa y allí, en aquel lugar, volví a reiterar mi declaración de amor a los libros con la cadencia de unas tapas duras rozando mis dedos.

Glosagon.