Es un mar donde chapoteamos solo los que podemos pagarlo, donde la espuma blanca, dividida en porciones, rompe contra acantilados magullados por las circunstancias. Cuando la marea de alcohol comienza a subir queriendo acaparar terreno que no le pertenece aparecen tiburones con dientes afilados y hambre de pelea dispuestos a hacerte surfear entre corales de dolor que te arrastran hacia la orilla de la realidad. Pero ellas con bocas carnales y cantos afrodisiacos me succionan de nuevo mar adentro donde me atrapan entre sus conchas húmedas y placenteras.
Glosagon.