El cuadro expresionista que representaban sus parientes ante la incredulidad de la noticia la hizo sonreír.
Ninguno fue capaz de entender su decisión. Todos imaginaban su vida perfecta.
Buen trabajo, pareja estable, sin apuros económicos, con una pequeña casi recién llegada…..
Aquella pulga-idea llevaba rascándole el pensamiento varios meses pero fue ver a su hija llegando a la meta del primer año en dos pasos, cuando descubrió descorazonada, que apenas había sido partícipe de su carrera.
Todo era un sprint por el maldito trabajo.
Lo compartió con Álvaro y los dos se abrazaron contentos porque estaban juntos en el reto.
Aquella vuelta a su casa del pueblo sería un reiniciar con dos personajes nuevos en el reparto. Abonaría su nueva historia entre surcos de verduras y correteos de gallinas felices y libres. Acorde a sus debutantes vidas.
Glosagon.